martes, noviembre 06, 2007

Homenaje a nuestro amigo y Hno.`. Ex V.`.M.`. Germán Espié, a un año de su partida.

"Estés donde estés, pero cerca nuestro"
(Por nuestro Hno.'. J.W.)
Quiero empezar este tratado con unas palabras extraídas de un libro que me fue acercado en circunstancias de la pérdida de mi madre, escritas por el Rab Shelomó Benhamú, Gran Rabino de la Argentina. Y aunque el ser que homenajeo en estas líneas no fuera creyente, no por eso pierden validez.
“La vida es breve, no es sino, el comienzo, la primera hora de la eternidad."

La vida y la muerte están estrechamente ligadas. Nada nos puede salvar de la muerte, ni el oro, ni el hierro, ni el muro, ni las rejas, ni el refugio en la almena.
Pasa por igual para el niño y el anciano y los lleva juntos al túmulo, lleva al más poderoso, así como al rey en su trono. Enseña a los hombres la sabiduría de emplear sus días terrenales, nos indica vigilar el valor de nuestro tiempo sobre la tierra. La muerte nos consuela en los infortunios de la vida. La idea de la muerte nos enseña humildad, mostrándonos la vanidad de nuestros deseos materiales. Nos da templanza a tener resignación en los sufrimientos. Entre la alternativa de vivir o morir, todos los momentos y circunstancias de nuestra vida son mejores”. Dicen que en la vida todo tiene su razón de ser, aunque a veces se nos haga difícil entender el propósito de las cosas. Qué decir si el paso a Oriente Eterno es de alguien que estaba en la plenitud de su vida, alguien querido y respetado, alguien ameno y sincero, alguien solidario hasta el extremo siempre pensando en como ayudar a los demás. Esa persona afable y sensible que uno buscaba para charlar, para contarle nuestras cosas, sabiendo que uno encontraba en él al amigo que nos podía entender y acompañar. Siempre bien dispuesto, siempre acostumbrado a dejar de lado sus propias cosas en beneficio de los demás.

Con Germán se fue parte de nosotros, se fue a un lugar seguramente más justo, más luminoso. Lejos de las cosas mundanas y egoístas que nos rodean. Se fue donde habitan los seres más justos, más nobles, más buenos. Donde su luz brilla y brillará para dejarnos un camino marcado, lleno de antorchas que con su fuego nos den abrigo y ejemplo, una senda a seguir, una vida a imitar... siendo dignos y honorables a su memoria. Hoy nos encontramos en la Cámara de Reflexión nuevamente, pero nos encontramos en otra disyuntiva, en otra encrucijada. Ya no es la parca la que nos hace reflexionar sólo sobre nosotros mismos, ahora nosotros le preguntamos a ella dónde están nuestros seres queridos, esos que se ha llevado sin preguntarnos.

La muerte es simbólica en el ritual, se nos pide renacer para desarrollar otra vida, pero el paso hacia la luz del Oriente es real y real es la ausencia que nos ha quedado… Qué es la vida sino una suma de proyectos, un despertarse cada día poniendo lo mejor de uno en cada acto que emprendemos. Es dejar nuestra impronta en las cosas que hacemos, en dar amor a nuestros semejantes sin pedir nada al respecto. Y eso nos dejo él, nos dejó un compromiso con nosotros mismos para con los demás, una tarea como hermanos para realizar. Un sin fin de acciones que podemos concretar, siempre buscando algo para dejar en los demás.

Esa suma de pequeños momentos de lo que somos, eso es por lo que se nos recordará... eso que nos diste como ejemplo, eso es con lo que te honramos querido Germán!!!

Oriente de Buenos Aires, 23 de Octubre de 2007 E.·. V.·.

2 comentarios:

Merlin dijo...

sin dudas el librepensador el mason , un gran amigo

Anónimo dijo...

Un gran amigo, un excelente hermano, masón leal, un caballero. Se lo extraña muchísimo a Germán.

Un TAF

Mariano