jueves, agosto 19, 2010

Cuando religión y cultura se separan.

Por TC día 17 Agosto, 2010
Eren Güvercin: Una mayoría de suizos votó a favor de que se prohibieran los minaretes; Francia y Bélgica están en medio de un profundo debate acerca de la prohibición del pañuelo para la cabeza y el velo islámico. En Alemania, también, el debate sobre el islam a menudo bordea con la histeria. ¿Por qué están los europeos tan preocupados con los símbolos religiosos y las religiones “extranjeras”?
Olivier Roy
: El debate en Europa ha cambiado en los últimos 25 años de la inmigración a los símbolos visibles del islam. Lo que quiere decir que incluso aquella gente que se opone a la inmigración tiene ahora que reconocer que la segunda y tercera generación de emigrantes está aquí para quedarse y que el islam ha echado raíces en Europa. Y el debate ha hecho un cambio peculiar: mientras que la postura anti-emigración estaba asociada primeramente con la derecha conservadora, el islam está ahora sometido a los ataques de ambas, derecha e izquierda, pero por diferentes razones. La derecha cree que Europa es cristiana y que el islam debe tolerarse pero como una religión inferior. Mientras el principio constitucional de libertad religiosa previene de prohibir el islam, se aprovecha cada oportunidad para limitar su visibilidad; El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, por ejemplo, no se personó para parar que en Francia se prohibiese el velo islámico en las escuelas.
La izquierda argumenta a favor del secularismo, derechos de las mujeres y en contra del fundamentalismo: se opone al velo no tanto porque es islámico, pero porque parece contradecir los derechos de las mujeres. Así, como vemos, detrás del debate sobre el islam hay cuestiones mucho más complicadas: la cuestión de la identidad europea. A pesar de que la izquierda y la derecha toman muy diferentes posturas en relación con esto, estamos viendo el nacimiento de nuevos movimientos populistas (tales como el Partido para la Libertad en Holanda, de Geert Wilders) que combinan las dos aproximaciones, esencialmente con la ideas de la derecha pero usando argumentos de la izquierda.
En su libro usted dice que los grupos fundamentalistas como al-Qaida no tienen nada que ver con la tradición islámica. Pero en Europa la ideología fundamentalista se ve como la esencia del pensamiento tradicional. ¿Cómo explica esta contradicción?
La clase de terrorismo practicado por al-Qaida no tiene historia ni musulmana ni cristiana. En un fenómeno enteramente nuevo. Si consideramos sus manifestaciones – terroristas suicidas, matar a los secuestrados, civiles como blanco – esos eran métodos que se usaron antes al-Qaida por otras organizaciones: los Tigres de Tamil, por ejemplo usaban ataques suicidas; la extrema derecha en Italia fue responsable de las bombas en Bolonia en agosto de 1980; y la filmación en vídeo de la ejecución de rehenes en Iraq por al-Qaida es una escenificación, acto por acto, de la ejecución de Aldo Moro por las Brigadas Rojas, con la bandera y el logo de la organización en el fondo, el rehén esposado y las ojos tapados, el “juicio” de pega con la lectura de la “sentencia” y la ejecución. El modus operandi de Al-Qaida y su organización, el declarado enemigo del imperialismo de EE UU, el reclutamiento de jóvenes musulmanes educados en Occidente o convertidos al islam, todo esto indica claramente que al-Qaida no es la expresión del islam tradicional o incluso, del Islam fundamentalista; es una forma nueva de entender el islam, cubierto con la capa de la ideología revolucionaria occidental
¿Cómo explica usted el éxito de tales movimientos o ideologías tan radicales? ¿Están realmente vinculadas a la pobreza y a la marginalización?
No. Ninguna investigación ha indicado una correlación entre pobreza y radicalización. Hay muchos más sauditas que nativos de Bangladesh en los movimientos del islam radical, de hecho no hay nativos de Bangladesh. Yo creo que la lucha actual es una continuación de la vieja confrontación entre los movimientos anti-imperialistas basados en el Tercer Mundo con Occidente y específicamente los EE UU. Bin Laden dice comparativamente poco acerca de la religión, pero habla acerca del Che Gevara, colonialismo, cambio climático, etc. Al-Qaida es obviamente un movimiento generacional, está hecho de jóvenes que se han distanciado de sus familias y de su ambiente social y que incluso no están interesados en sus países de origen. Al-Qaida tiene un asombroso número de convertidos entre sus miembros, un hecho que se reconoce pero que no ha recibido suficiente atención. Los convertidos son rebeldes sin causa que, hace treinta años, se hubiesen afiliado a la Facción Armada Roja o a las Brigadas Rojas, pero que ahora optan por el movimiento de mayor éxito en el mercado del anti-imperialismo. Están todavía en la tradición occidental revolucionaria milenaria que ha vuelto a la idea de establecer una nueva y más justa sociedad. Los nuevos movimientos son profundamente escépticos acerca de construir una sociedad ideal, lo que explica la dimensión suicida, también presente en la RAF.
Algunos europeos mantienen que la cultura europea es fundamentalmente cristiana, y que todo lo que sea islámico es problemático y extraño para Europa. ¿Qué dice a esto?
Dicen eso al mismo tiempo que el Papa Benedicto XVI, al igual que su antecesor, Juan Pablo II, regaña a Europa por rechazar e ignorar sus raíces cristianas. El debate sobre la libertad sexual, aborto, derechos de los homosexuales etc. no es una confrontación entre europeos y musulmanes, sino entre laicistas, en un lado – los cuales existen también en la comunidad islámica – y creyentes conservadores en el otro, sean musulmanes, católicos o judíos ortodoxos. Europa está profundamente dividida acerca de su propia cultura: los laicistas consideran la Ilustración (con sus derechos humanos, libertad, democracia) el verdadero certificado de nacimiento de Europa, mientras ciertas facciones orientadas hacia el cristianismo creen que la Ilustración llevó al comunismo, ateísmo e incluso nazismo.

¿Hay riesgo de que la islamofobia sea una realidad europea?
Esto, también, depende de cómo definamos islamofobia. ¿Es solo otra definición de racismo, y especialmente racismo contra la gente con nombres musulmanes, cualquiera que sea su religión? ¿O es el rechazo de una religión? Hay militantes anti-racistas que están en contra del velo islámico – entre feministas, por ejemplo – y hay racistas que piensan que el velo es irrelevante pues consideran a los musulmanes la quintaesencia del “otro”. Lo que hace esto insostenible es la falta de distinción entre una cuestión étnica y otra religiosa. Por supuesto que la mayoría de los musulmanes europeos son originarios de otras culturas, pero la conexión entre una cuestión etnicista y otra, religiosa, se está diluyendo – con europeos convirtiéndose al islam y musulmanes convirtiéndose a la cristiandad. Hay ateos “árabes” y “turcos” y más y más musulmanes quieren ser reconocidos como miembros de una comunidad confesional, pero no necesariamente como miembros de una comunidad cultural no europea. Tenemos que saber distinguir entre “comunidades étnicas” y “comunidades de fe”, porque estos son fenómenos diferentes que necesitan abordarse por diferentes vías.
¿Cómo deben los políticos lidiar con esas religiones globalizadas que se han apartado de sus culturas?
Yo creo que son precisamente esas religiones – más bien que las instituciones establecidas como la Iglesia Católica – las de mayor éxito hoy día. No tiene sentido luchar contra esta tendencia, particularmente en países en los que la libertad religiosa está escrita en la constitución. Por el contrario, debemos reforzar la separación entre la iglesia y el estado asegurando la igualdad religiosa total – no en el sentido de un multiculturalismo religioso, sino mirando con ojo a las condiciones bajo las cuales una comunidad de fe puede aceptar ejercer sus derechos – con una forma neutral y claramente definida de libertad religiosa, dentro del marco de las leyes existentes
Los medios frecuentemente promocionan una dialéctica de liberal contra islam radical. ¿Cuál es su opinión sobre esta terminología y juicio de valores que implica?

Yo no creo que un creyente necesite elegir una interpretación “liberal” de su religión para hacer de él un buen ciudadano. Y no estoy convencido de esas llamadas a una “reforma islámica”. Los que están clamando por un Lutero musulmán nunca han leído a Lutero. No fue liberal de ninguna manera y fue también un declarado antisemita. La idea de adaptar a los musulmanes a un contexto occidental, no tiene nada que ver con la teología, es mucho más sobre las prácticas personales y el esfuerzo de los propios musulmanes en adaptarse. Tratan de reconciliar sus prácticas en un medio ambiente occidental, y encuentran las herramientas necesarias para esto dentro del propio medio ambiente. A largo plazo estos cambios se trasladarán a reformas teológicas de diverso grado, pero no tiene sentido asociar modernidad con liberalismo teológico. Hacer esto es distorsionar la historia o confiar en quimeras.
Olivier Roy es director de investigación del CNRS (Centre National de la Recherche
Scientifique) y dicta classe en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales (EHESS) y en el Institut d’Etudes Politiques (IEP) en Paris. Sus libros incluyen
“Secularism Confronts Islam”, “Globalized Islam”, “The Politics of Chaos in the Middle East”, “The Search for a New Ummah” (Columbia University Press) “The Afghan-Pakistan Connection” (Mariam Abou Zahab).
Eren Güvercin es un periodista “freelance”
Traducción de Fernando Peregrín

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