viernes, junio 17, 2011

Nota de keynesianos

La originalidad y versatilidad de Gary Becker permitieron acercar a las ciencias económicas importantes problemas sociales que se encontraban fuera de las fronteras de la economía. Con ochenta años recién cumplidos, Becker –premio Nobel de Economía 1992– continúa utilizando herramientas del análisis económico para iluminar aspectos básicos del comportamiento humano en sociedad.


Gary Becker es uno de los economistas más creativos e influyentes de los últimos cincuenta años. Su originalidad y versatilidad permitieron acercar a las ciencias económicas importantes problemas sociales que se encontraban fuera de las fronteras de la economía. Con ochenta años recién cumplidos, Becker continúa utilizando herramientas del análisis económico para iluminar aspectos básicos del comportamiento humano en sociedad.


Nació en Pottsville, Pennsylvania, en 1930 y realizó sus estudios de grado en la Universidad de Princeton. En 1951, ingresó a la Universidad de Chicago para realizar su doctorado en economía. En Chicago conoció a Milton Friedman, premio Nobel de Economía 1976, a Gregg Lewis y a T. W. Schultz, premio Nobel de Economía 1979, quienes fueron sus principales mentores. En su tesis de doctorado, Becker aplica el enfoque económico al problema de la discriminación en contra de las minorías, marcando el ingreso de las ciencias económicas a un área dominada hasta ese entonces por la psicología y la sociología principalmente. La teoría económica de la discriminación amplía el concepto económico de preferencias de las personas incorporando el prejuicio y el odio de ciertos grupos en la sociedad. Esto representa uno de los primeros esfuerzos en economía en extender las motivaciones de la personas más allá de lo estrictamente material.


En 1957, se traslada a la Universidad de Columbia, en donde pasa 12 años combinando la enseñanza con tareas de investigación en el National Bureau of Economic Research. Durante ese período, Becker produce trabajos mayores sobre fertilidad de las familias, la teoría del capital humano, la teoría de la asignación del tiempo y de la producción en el hogar, y la teoría del “Crimen y Castigo”.


En su formalización de la teoría del capital humano, utiliza teoría del capital para entender los determinantes de la inversión en educación, entrenamiento, salud y conocimiento de las personas, considerando sus efectos sobre la productividad tanto en actividades del mercado como fuera del mismo. La mayoría de los estudios empíricos que se realizaron a partir del análisis del capital humano, encuentran efectos significativos de la educación sobre los ingresos de las personas y otras variables, tales como la salud, la educación de los hijos y el crimen.


El análisis del capital humano también destaca la influencia y la importancia de la familia y de variables ambientales sobre la capacidad de las personas para beneficiarse de la educación.

Es por esto que, diferencias en la preparación de las personas durante la etapa de la niñez se traducen, generalmente, en grandes diferencias en inversión en capital humano e ingresos en la etapa adulta.


James Heckman, premio Nobel 2000, ha mostrado empíricamente la importancia de la inversión durante la etapa de la niñez y la necesidad de desarrollar políticas que apunten en ese sentido.


La economía del crimen incorpora las actividades ilegales al comportamiento racional mediante el supuesto que los criminales poseen las mismas motivaciones que cualquier otra persona en la sociedad. El enfoque racional implica que algunas personas optan por transformarse en criminales, por la recompensa que les provee el crimen con relación a la que podrían obtener en el sector legal, teniendo en cuenta las chances de ser apresados y condenados, y la severidad del castigo. El análisis de Becker está basado en la disuasión del delito. La idea fundamental es que los criminales potenciales modifican su comportamiento si se producen cambios en los incentivos.


Combinando la teoría del capital humano con la economía del crimen, no resulta sorprendente el hallazgo empírico de la relación negativa entre educación y delincuencia, ya que el nivel de educación aumenta las posibilidades de las personas en el sector legal, lo que las aleja del crimen. Es decir, que una política efectiva en contra del crimen de menores también debe reconocer que algunas de las causas fundamentales son el medio marginal que rodea a estos jóvenes y niños y la falta de oportunidades debida en parte al bajo nivel educativo.


Una de las afirmaciones más ambiciosas de Becker es que el enfoque económico es aplicable a todo el comportamiento humano. En el año 1969 regresa a la Universidad de Chicago e inicia uno de sus proyectos más desafiantes, El Tratado sobre la Familia (1981). La economía de la familia aplica la lógica económica al matrimonio, divorcio, altruismo y a las relaciones entre miembros de la familia. El énfasis está puesto en el rol de las oportunidades en la determinación de la cantidad de hijos, la elección de pareja y otras decisiones fundamentales en la vida de las personas. Así, la pronunciada caída de la tasa de fertilidad que se observa en la mayoría de los países a medida que se desarrollan, es explicada por el aumento en el costo de los hijos. Este incremento en el precio es debido al aumento del valor del tiempo de los padres y a la creciente importancia de brindarles educación y conocimientos en una economía que se va volviendo más compleja.


A principios de los ochenta, en su clase de teoría de los precios, conoce como alumno a Kevin M. Murphy, ganador de la prestigiosa medalla Clark en 1997 y uno de los economistas más brillantes de la actualidad. Se inicia, entonces, una sociedad intelectual que se mantiene hasta el día de hoy. La originalidad y la capacidad para identificar grandes problemas de Becker combinada con la habilidad técnica y la intuición económica de Murphy generaron importantes trabajos sobre adicciones, la formación del capital social y sus efectos sobre el comportamiento del mercado, la relación entre la tasa de fertilidad, la inversión en capital humano y el desarrollo económico, la economía de los bienes ilegales y otros problemas, en su mayoría poco explorados por los economistas.


En uno de sus trabajos recientes, sobre mercados de bienes ilegales, Becker y Murphy, en conjunto con Michael Grossman, muestran cómo la sensibilidad de la demanda de drogas a los cambios en el precio es crucial para el entendimiento de los efectos de la guerra contra las drogas. Una demanda poco sensible a aumentos en el precio explica en parte por qué la guerra contra las drogas ha resultado tan poco exitosa. El mayor esfuerzo para reducir la oferta de drogas paradójicamente lleva a una mayor violencia y a un mayor poder de los carteles de drogas. Una legalización con imposición de impuestos sobre el producto y las campañas publicitarias pueden resultar más efectivas que el uso de la fuerza para reducir el consumo de drogas.


En 1992 Becker obtuvo el premio Nobel de Economía. Heredero de la tradición de teoría de los precios de Chicago de Jacob Viner, Frank Knight, Milton Friedman, y George Stigler, lo que Becker nos enseña es algo valioso y que nos ayuda a interpretar el mundo que nos rodea.


*Coautor con Gary Becker del artículo Introducing Incentives in the Market for Live and Cadaveric Organ Donations, Journal of Economic Perspectives, 2007.


http://www.ieco.clarin.com/economia/anos-economista-distinto_0_409159369.html

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